jueves, 14 de enero de 2010

Oración de Gratitud

Por
Con el alma sobrecogida aún por el fallecimiento de mi madre, Carmen, su recuerdo vive en mí habitado por su constante presencia: sus fotos, su ropa, su modo de ordenar su casa... los momentos más intensos de la historia de su vida (¡tantas veces me los contó!) se agolpan, recurrentes, en mi memoria agradecida.
Me siento deudor de su amor y, de todo corazón, agradezco vuestras muestras de cariño y de condolencia. Albergo la esperanza de que su "muerte no es muerte, sino tránsito feliz, descanso en el Señor".
La vida de mi madre, aunque con rachas mejores, estuvo, por su enfermedad (padecía una depresión nerviosa desde sus veinte años) atestiguada por el dolor. Su natural alegría la acompañó siempre con el servicio a los demás. ¡No quería morirse y la muerte se la llevó cuando aún albergaba sueños y tenía proyectos para realizar.
Con palabras de San Agustín que hemos reescrito como epitafio de su tumba, confío en que "su recompensa será grande, porque Dios la probó en el sufrimiento y la encontró digna de Él".
Vuestras condolencias han sido para mí, para mi familia como una "lluvia de rosas" que permanecerá, lo sé, siempre junto a su "corona de oraciones".
En comunión de vida,
Cefe.

Carmen[1]

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