CONCRECIONES A LAS LLAMADAS
El trabajo se va intensificando porque el tiempo pasa… Es el momento de las concreciones. ¡Qué difícil es concretar!
Pero vamos a empezar por el principio: la original oración con que hemos comenzado la mañana.
La higuera como protagonista, ella y sus frutos. A partir de un texto que nos cuenta científicamente el ser de la higuera y sus propiedades, hemos ido descubriendo las semejanzas de su vida y de la nuestra…! ¿Queréis un ejemplo?:
“La higuera crece en terreno rocoso donde pocas plantas puedan hacerlo. El desarrollo de sus raíces es temido por mover los suelos”
¿Os sugiere esto algo de nuestro Fundador y de sus escritos? A ver si lo descubrís…
Hemos comido higos y los hemos saboreado…y hemos compartido el eco y los sentimientos que han brotado a partir de esta lectura.
Se nos ha invitado a descubrir cuáles son nuestros propios frutos, escribirlos en un papel y depositarlos en el cesto que se ofrecerá en la Eucaristía.
La mañana entera se ha pasado entre asamblea y grupos, siempre queriendo redactar y consensuar las concreciones de las llamadas.
Y la tarde igual. Seguimos la misma dinámica: grupos y asamblea… buscando lo esencial.
Y mientras…
La cesta de los higos se va llenando de otros frutos, expresados por cada una en un papel.
En la Eucaristía estos frutos los hemos ido leyendo y presentando como ofrendas junto con el pan y el vino.
Se termina el día y a pesar de haber estado sentadas estamos cansadas… De fondo escuchamos cantos y guitarra… Es un rato de expansión.
Mañana será otro día